sábado, 3 de diciembre de 2011

La Bruja y el Hechizo de Amor

Ya saben que esa combinación de tacos al pastor + plática + dormirse sin digerir bien = sueños y pesadillas.

En uno de esos sueños vi todo lo que a continuación les voy a relatar, me gusta cuando mi subconsciente me relata historias para ver si así capto aunque sea un poco.

Las Brujas son conocidas por ser personas que practican la magia, la cual no es blanca o negra, esas características están en el corazón de cada bruja, porque la magia es dual y pertenece a la naturaleza y trata siempre de encontrar su equilibrio.

Hubo entonces una bruja que se enamoró de un ser que la deslumbró con su belleza, su voz la cautivó y su presencia le alegraba la existencia, y como saben, la magia reside en el deseo, es el origen de todo hechizo, desear fervientemente para canalizarlo, así pues la Bruja quedó tan impactada de aquel ser, que deseó con mucha intensidad que él se enamorara y juntos vivieran un romance.

Lo que no sabía la Bruja es que al mismo tiempo ella caía presa de su propio hechizo, y así fue como ella se enamoró de este ser, su predisposición hizo que el hechizo fuera mas fuerte, mas rápido, mas intenso y entonces enfermó de mal amor o amor no correspondido.

Y la Bruja preguntaba a la luna, al mar y a las estrellas ¿Qué había hecho mal?, la respuesta siempre era: "busca en tu corazón", pero el hechizo no le permitía ver con claridad.

Un día la Bruja cansada de sufrir, llorar y no entender nada, acudió a la casita naranja que se encontraba en medio del jardín de frutas, esa casita era una especie de enfermería a donde se van a curar los males que no residen en el cuerpo. Ahí fue cuando la Bruja se miró en el espejo que dice la verdad y se pudo ver al fin, pudo ver que el hechizo estaba haciendo en ella estragos y decidió retirarlo, comprendió que el amor brota, no se puede siquiera sugerir y cuando en ambas personas existe el deseo no hace falta ningún hechizo y que por el contrario cuando uno de los dos no tiene amor para dar, succionará el amor del otro hasta dejarle vacío.

Asi pues la Bruja con una vela comenzó a trazar en el aire el conjuro de liberación, cantando y trazando letras y símbolos iba liberándose, iba deshaciendo su tontería e iba transformándose.

Mientras estaba en la casita naranja hubo una gran tromba e inundó la parte baja del valle, la mayoría se fue a refugiar a la casa de la colina, una gran casa con suficiente espacio para pasar la noche secos y sin frío.

La Bruja estaba a salvo y ayudando a quienes podía cuando llegó el que había sido su objeto de cariño tanto tiempo, pensando que la Bruja estuviera herida la buscó, pasó junto a ella y no la reconoció, desesperado buscaba y la Bruja afligida comprendió que el verdadero amor siempre hace que sus amantes se reconozcan a pesar de todo, y aquello no lo era.

Y la Bruja siguió ayudando, era la misma, era diferente. Su magia era de nuevo suya y su sonrisa ahora llevaba vida.