miércoles, 24 de julio de 2013

De los Megapixeles a las Lentes (El camino de alguien que quiere aprender fotografía) 1


Todo comenzó hace bastantes años, cuando mi madre cuidaba su (única) cámara de 35 mm Kodak como si fuera un tesoro, yo no tenía permitido cargarla, cuando mucho verla muy de cerca o ver por el visor. Esa cámara fue para mi madre algo muy preciado, era lo que ahora llamamos una point-and-shot bastante básica, pero ahí comenzó mi curiosidad del cómo era posible que un "algo", un objeto tan material pudiera captar lo que mi vista contemplaba. En ese entonces no entendía de encuadres, de enfoques, de exposición, de aperturas ni de nada (ahora tampoco sé mucho pero algo he ido aprendiendo) sólo intentaba recordar cómo había visto la escena y cómo la mostraba la foto… era algo tan bonito, tangente, tan mágico. Si pudiera utilizar una sola palabra para describir ese proceso entre ver una escena, meter la mano a la bolsa y sacar una cajita que captaba esa esencia sería: Mágico.

Un buen día mi madre de la nada me soltó su tesoro, aquella Kodak 35 mm, y me dejó un rollo para mi solo… ¿que tanto habré captado? no lo sé, ¿dónde quedarían aquellas fotos? tampoco lo sé, pero desde ahí aprendí a hacer de mi mano una extensión de esa cámara. Y fui feliz (y el señor del estudio donde revelábamos aquellos rollos 35mm fue mucho más feliz, pues comencé a llevar mas rollos).

Quien me conoce sabe que desde entonces traigo una cámara en mano o cerca de mi. 


Cuando comenzó la revolución por tener todo digital (cuando ni idea de qué significaba la palabreja) todos nos subimos al vagón emocionados, la música era digital, el video y la foto se volvieron digitales. Mis manitas tuvieron por primera vez una Sony cibershot, las cámaras que se volvieron tan populares y fueron la puerta de entrada para muchos de nosotros, la primera a la que tuve acceso fue una de 1.2 , así es uno punto dos megapixeles, una resolución que ahora da risa y que cualquier móvil de gama baja supera con facilidad. Pero en aquel entonces era toda una proeza. Tomar fotos y pasarlas a la computadora era un ritual casi shamánico pero el ahorro de tiempo, ansias y dinero de no tener que imprimir todo lo que tomabas o esperar a que se terminara el rollo, es mas cambiaba el paradigma pues no tenías que tener una tarjeta de memoria nueva, solo bastaba con descargar las fotos y borrar las que había. Si la cámara de 35mm era magia, las cámaras digitales era la epítome de la hechicería. La foto digital había llegado para quedarse en mi vida. Y había un gran camino que aprender.

No hay comentarios: